He caído. No lo he podido evitar. Llevaba un año con la (in)sana intención de dejarme llevar y entregarme en cuerpo y alma a las fauces de Internet. Un mundo increíble de posibilidades. Apuntarme a la moda de los blogs era inevitable y parecía lo lógico, dada mi trayectoria de fanzinero militante, pero no daba el gran paso. Harto de escuchar a unos y otros escupir una pregunta irritante, “Pero… ¿tú no tienes uno?”, aquí estoy con todas las consecuencias. ¡Con todas! Y llegó en un momento extraño, en el que la explosión de la blogosfera ya no lo es tanto y las bitácoras cibernéticas de gente afín se van evaporando. Nacen, crecen y desaparecen, como la vida misma. Y algunas se transforman.
Entre unas cosas y otras, que vamos a obviar para no aburrir al personal, este weblog se ha ido demorando, pero gracias al tesón de los ínclitos Píxel y Fluzo, es ya un hecho imparable. No sé lo que durará, pero espero que un tiempo, el necesario para, tal y como anuncia la cabecera, expulsar unas cuantas filias y fobias, ahorrándome la minuta de un rosario de psicólogos. Al fin y al cabo, este invento es una válvula para el ego, un ejercicio terapéutico necesario en los tiempos que corren si uno tiene una existencia ajetreada… y exceso de información.
Mi idea es que este site no sea un blog al uso, más bien un fanzine virtual, donde hablaré de lo divino y de lo humano sin trascendencia (si ocurre lo contrario échenmelo en cara con insistencia). No voy a inventar nada, pero me he visto en la obligación de dar salida a material escrito que no tiene el hueco que se merece en los grandes medios. Últimamente he entrevistado a mucha gente de interés, con muchas cosas que decir, que se han quedado en mi disco duro, y de alguna manera tienen que salir. Artículos recortados en prensa, aparecerán aquí ampliados, y/o remasterizados, y rescataré prosa encendía de antaño que merece más oportunidades. Aparte, no faltará alguna que otra venada, proyectos, citas ineludibles, salidas de tono y tonterías varias. Lo dicho: un mundo increíble de posibilidades.
Cambio la entrañable fotocopia y el artesanal recortapega de aquellos maravillosos años vividos en el Planeta Fanzine, allá por los años noventa, por un aluvión de bytes y píxels coloristas. Se abre la veda.
Por cierto, Infraser.com hace referencia a una palabra popularizada a nivel freak, que nació algún día, en alguna conversación… Y ya se pasea por ahí. ¿Se está normalizando? Aclaro que no se pronuncia “infreiser” ni nada parecido. Se aceptan comentarios al respecto, y sobre su significado, ¡subhumanos!
Bienvenidos, infraseres… ¡A blogueaaaaaaaaaaarrrrr!