cunia cine comic y otras hierbas

El YouTube lo carga el demonio

Filed under: Bizarrismo TuTubesco el Lunes, 6 de agosto

En su momento, cuando descubrí las magnas piezas interpretadas por Florecilla, sentí excesivo pudor y no colgué nada en este tontiblog. Ahora he descubierto, con cierta tristeza, que Florecilla ha abandonado su cyberexistencia

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La peñita se ha cebado con esta fierecilla catódica que ha dejado una legión de seguidores huérfanos en la red Para recordarla con pasión, pinchen ustedes AQUI, venga

Sinceramente ya no me creo nada de internet esa verruga, el bigotillo, el pelo grasoso podría ser perfectamente un fake.

Rubén Ontiveros dixit. ¿Tendrá envidia el alma máter de Quevidamastriste.com al encontrarse con tamaña competencia?

Lo mejor son los comentarios que dejan en los videos los inconscientes fans fatales y los desalmados detractores de la singular Florecilla, símbolo incontestable del DEEPSPAIN. El horror, el horror

Entre zombis anda el juego

Filed under: Celuloide el Viernes, 3 de agosto

Planet_Terror 1.jpgLos zombis, los muertos vivientes, los no-muertos, los cadáveres andantes, devoradores de cerebros, masticadores, son una fuente de inspiración inagotable. Su tirón como icono del cine de terror moderno no pierde fuelle, a pesar de la aparente sencillez de su fórmula, probablemente el secreto de su éxito. Tras el reciente estreno de 28 semanas después, la muerte que camina vuelve a adquirir protagonismo en nuestras salas de la mano de Planet Terror, cinta desmembrada del proyecto Grindhouse, homenaje sentido y desbocado al cine de bajo presupuesto perpetrado al alimón por Quentin Tarantino y Robert Rodriguez, muy dados a compartir cinefagia y otros vicios como buenos compadres. La nueva película del responsable de El mariachi se estrena en Europa antes que Death Proof. Nos olvidamos, por tanto, del espíritu de doble programa y sesión golfa con la que nacieron ambos filmes como uno solo, cuestión que no quita que podamos disfrutar igualmente de ambos.

La palabra grindhouse, léase “casa de chirridos”, hace referencia a las salas de los años 70 donde se proyectaban a horas intempestivas copias machacadas tras múltiples pases, llenas de ralladuras y cortes. Generalmente eran largometrajes de temática gore, softcore, artes marciales, horror… Cine exploitation, con el sexo y la violencia como principal reclamo, con la etiqueta sólo para adultos bien visible en el cartel, sin censuras… Planet Terror, una oda al concepto de cult movie, pretende recordar este ambiente festivo, una filosofía que se transmuta en una vuelta de tuerca despendolada al subgénero terrorífico protagonizado por muertos vivientes. El director de Sin City ha cogido algunas de las producciones de zombies que le marcaron en su adolescencia, con el legado de George A. Romero a la cabeza, y las ha contaminado con el gore y el humor macabro que marcaron los comienzos de Peter Jackson. Braindead se encuentra con El día de los muertos en esta propuesta de ritmo agotador protagonizada por Rose McGowan, una de las Embrujadas televisivas (con un arma como letal solución ortopédica para su pierna mutilada, imagen convertida ya en un icono del trash pop art), y Freddy Rodriguez, visto en la estupenda serie A dos metros bajo tierra.

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Esta vez la excusa para la aparición de una legión de no-muertos es un virus altamente contagioso producto de un experimento militar. Un pueblo sufre en masa las consecuencias de un escape de gas que convierte a los lugareños en una legión de cadáveres andantes aficionados a zampar carne humana. Comienza así la anatomía desatada aderezada con toneladas de hemoglobina barata. La pirotécnia cárnica ofrece gags visuales no aptos para todos los públicos. La sangre salpica los fotogramas, mientras una galería de personajes, tan grotescos como entrañables, escupen chistes gruesos y ametrallan a todo muerto viviente en granguiñolescas escenas de acción. Los fans fatales disfrutarán especialmente con este homenaje desvergonzado a un tipo de películas que arrasaban en su día en las sesiones golfas de los autocines americanos. El ánimo de recrear aquellas delirantes proyecciones ha llevado a Rodriguez hasta el punto de mimetizar las imperfecciones del celuloide, como si fueran cintas de la época heridas tras múltiples pases. Incluso falta un rollo en el metraje, a modo de hábil elipsis.

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Grindhouse, y, en consecuencia, Planet Terror, es una gamberrada a reivindicar, la demostración de que, afortunadamente, en el país de las barras y estrellas todavía hay autores osados que se toman muy en serio las películas poco serias, gozan de una extraña libertad en los tiempos que corren y predican la filosofía de levantar aquellos proyectos que les pide el corazón. Hacen el cine que les gustaría ver en las salas, algo que en nuestras fronteras se antoja una disparatada hazaña.

(de EL CORREO)

Crónica de verano

Filed under: Desvaríos,Saraos el Miércoles, 1 de agosto

Este fin de semana he tenido una visita ilustre, el insigne Rubén Lardín se ha refugiado unos días en mi humilde choza, y con cuatro manos y dos mentes hemos conquistado una milimicra del planeta por unos días. Entre nuestros planes de verano, aceptamos una invitación de otro insigne, Mauro Entrialgo, nos dejamos llevar por el non sense y nos perdimos en el Parque de Atracciones de Madrid el pasado viernes, hasta que nos echaron a la una de la mañana. Nos juntamos una tropa de peterpanes (Sonia, Diego, Manolo, Molina, Dalton…) con ganas de liarla, de acordarnos de ser niños, de olvidar problemas y hacer el indio.

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En plan Jóvenes Castores, nos pillamos la pulsera supercalco o nosequé para montarnos en todo lo imaginable, aunque el que esto escribe pasó de las alturas, que el vértigo es una cosa muy seria. Para aderezar el espectáculo (y combatir el calorazo), cayeron cuatro millones de katxis, minis o litros de cerveza, como quieran llamarlo, con lo cual el show fue de altura, incluyendo lanzamiento de pota fresca de algunos incautos después de darlo todo en el Tornado.

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Nos dimos de hostias en los autos de choque, pasatiempo ideal para liberar stress, cine 3- D para mongolos, dirigibles volantes, barco fantasma… Atención a mi careto en la foto de arriba, cayendo en la cascada de los troncos flotantes… Un bello poema…

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La mayor absurdez fue meternos en los rápidos tan felices. Te montas en un donut gigante, que va dando vueltas en plan rafting. De entrada, nos mosqueó ver que en los demás donuts el personal iba en traje de baño, o con impermeable, pero no nos imaginábamos que el agua inundaba totalmente la cutre-barca. Nos empapamos del todo, como recién salidos de la ducha, con lo cual no hubo más remedio que intentar secarse en el WC, dando lugar a un espectáculo bochornoso para toda madre (creo que al mía, afortunadamente, no lee este blog). Aquí estoy en una imagen con el culo en pompa, calentando el pantalón y el esfínter mientras Mauro se suelta la zapatilla y pone cara lasciva. Después eché un meote en el WC para niños ilusionado.

El delirio continúo por Malasaña, y ya no me acuerdo ni cómo acabamos. Bueno, sí, vigilando a los chinos que venden cerveza fría por la noche: la esconden en las papeleras y alcantarillas. Cerramos el Wurlitzer y entramos en un bucle espacio-temporal digno de estudio.

Como anécdota de notable importancia, comentar, modestia aparte, que quedé primero en una atracción donde te montabas en un caballo mecánico que se movía a lo loco mientras disparabas a unos cowboys infográficos en una pantalla gigante. Primero de unas 40 personas o así, jugar a la play es lo que tiene y tal. No había premio, por supuesto (qué triste, amigos!!!), aunque lo mejor fue ver caer del caballo a un padre de familia borracho en mitad de la movida. Al parecer, es algo habitual en el parque de atracciones, ver a gente bolinga paeando a los críos el fin de semana. El futuro de algunos, intuyo, haw, haw, haw!!!

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