No he podido apenas hablar de las películas que devoré en el pasado festival de Sitges. Rescato un texto sobre Paranormal Activity publicado hace unos días en el suplemento GPS de El Correo, por aquí sin cortes De paso, rememoro “The Blair Witch Project”.
PARANORMAL ACTIVITY
Siguiendo la estela del aparente realismo de “The Blair Witch Project”, “Rec” o las más forzada “Monstruoso” se encuentra “Paranormal Activity”, uno de los últimos fenómenos inesperados de la taquilla norteamericana. El falso documental de nuevo sirve como elemento catalizador ideal para sembrar el miedo en la platea. El filme se rodó en apenas una semana, en formato digital, acorde a los tiempos, con un equipo mínimo de cinco personas. Presuntamente lo que vemos es real, con lo cual el escalofrío puede ser mayor si toca la fibra del espectador. El proyecto se paseó por numerosos estudios sin éxito alguno. Más de un productor estará en estos momentos tirándose de los pelos: ya ha recaudado más cien millones de dólares a nivel internacional y apenas costó 15.000. Cine doméstico, de ultrabajo presupuesto, que alcanza el mainstream. El mismísimo Steven Spielberg le echó el ojo al filme, ya terminado en 2007, pero hasta que no se comprobó la reacción del público en los festivales especializados nadie quiso apostar por ella.
El director Oren Peli no había filmado ni siquiera un cortometraje antes de liarse la manta a la cabeza y rodar “Paranormal Activity” manejando un presupuesto de risa. Los actores, Micah Sloat y Katie Featherston, apenas cobraron 500 dólares por su trabajo, pero ahora se alegran de haberse presentado a lo que parecía un casting casero: estos días se los disputan los mejores agentes de Hollywood. La cinta pudo verse en el reciente festival de Sitges, donde no convenció a todos por igual. Su argumento, propio de un reportaje de Iker Jiménez, puede quedarse en anécdota: una joven pareja de clase media se muda a una nueva casa en un barrio residencial. En la vivienda parece haber extrañas vibraciones que les animan a investigar posibles fenómenos sobrenaturales, grabándose hasta por la noche, mientras duermen vulnerables, con una cámara de alta definición. Las actividades paranormales se desatan, pero los protagonistas, a pesar de la perturbadora situación, deciden no mudarse y llegar al fondo del meollo. Unos valientes.
La versión de “Paranormal Activity” que llega a nuestras pantallas no es la única. Existe un primer filme con un final diferente. Sin duda, el marketing ha entrado en la vida de Oren Peli y compañía, hasta el punto de que es la primera película que se estrena en España bajo la demanda del público. Los internautas han podido pedir el estreno en su ciudad a través de internet, donde empezó a sonar el proyecto en sus inicios. Nuevamente la red sirve para llamar la atención del personal. La página web muestra un contador que ha ido marcando las peticiones a tiempo real. Si sobrepasaban las 200.000 llamadas, la película se estrenaría a nivel nacional. Evidentemente, todo estaba preparado de antemano y las salas estaban reservadas para el día del estreno. Además, la red social Facebook ha desarrollado una aplicación viral específica, donde los usuarios pueden vivir una actividad paranormal.
Como ha ocurrido en anteriores ocasiones, recordemos de nuevo “The Blair Witch Project”, el fenómeno “Paranormal Activity” se ha inflado tanto que su resultado puede resultar decepcionante. La película es predecible, de ritmo moroso y descuidada estética. No hay que quitarle el mérito de haber entrado en los primeros puestos del box office, ni su agradecida modestia, pero más de un espectador puede sentirse estafado ante el bluff del año. Una segunda parte ya está en camino.
¿REVOLUCION O MARKETING?
Como ocurre con El proyecto de la bruja de Blair y Open Water, quería que en la película apenas hubiera sangre”, comenta Oren Peli sobre su exitosa película. “Esas son las películas de terror que me gustan; no hay que llevarlas al límite. También quería que los efectos sonoros fueran sutiles. Establecimos el ruido de fondo del dormitorio y luego metimos un ruido sordo de baja frecuencia, que es en realidad todo lo que se necesita. El hecho de que en la película haya muchas escenas completamente silenciosas obliga al público a estar callado y atento a cada detalle. “Paranormal Activity” remite directamente a “Blair Witch Project”, para lo bueno y lo malo. Aquella cinta en la cual unos excursionistas de medio pelo se marcaban un pic-nic en medio de un oscuro bosque asentó un precedente, confirmó que el futuro de la promoción estaba en internet y amasó más de 250 millones de dólares. Sin embargo, su segunda parte fue un rotundo fracaso y sus máximos responsables, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, han pasado prácticamente al anonimato.
La película que revolucionó el cine de terror encumbró a sus directores, pero no les aseguró el éxito de por vida. Seguramente todavía rezan a la Virgen cada mañana mientras untan de mermelada su tostada. Revuelven el café y en sus posos se les aparece la imagen de la bruja de Blair, cual túnica sagrada, con el tatuaje del símbolo del dólar en la frente. Nadie podía imaginar que una inteligente campaña comercial, apoyada en la red, paraíso de mentiras y de leyendas urbanas, iba a catapultar a la fama una obra de presupuesto ínfimo y discretos resultados artísticos. Mucho ruido y pocas nueces. “El proyecto de la bruja de Blair” perdió fuerza al llegar a nuestras pantallas, ya nos sabíamos el truco. Sin tanto exceso de información quizás podía habernos sorprendido (viéndola en video en nuestro dulce hogar con la luz apagada). Lo mejor, el inquietante plano final (arriba)