Hay que reconocer a los orientales en general y a los coreanos del sur en particular su excelente manejo de las claves del cine en productos que no esquivan cierto olfato comercial.  El mejor cine de género lo están haciendo ellos. Manejan el tono a su antojo y no se cortan un pelo a la hora de afrontar premisas delirantes y secuencias imposibles, ofreciendo espectáculo y evasión sin olvidar la reflexión. Los ramalazos de cursilería que parecen inevitables en tan sugestiva cinematografía no empañan un resultado muy por encima de la media, muy inquietante cuando debe. En este caso hablamos de un país con apenas 50 millones de habitantes. “Train to Busan”, ganadora en Sitges del Premio al Mejor director y del Premio del Público en la Semana de Terror de Donosti, nos recuerda que no está todo dicho en el subgénero de muertos vivientes, planteando las consecuencias de una plaga zombie en el interior de un tren en marcha con algunas situaciones tan divertidas como originales y personajes que calan en el espectador, a diferencia de “Rogue One”. Su máximo artífice, Yeon Sang-ho, viene de la animación, con títulos de culto como “The King of Pigs” y “The Fake”.

(escrito para el suplemento GPS de El Correo)