cunia cine comic y otras hierbas

Tropic Thunder = partida de culo

Filed under: Celuloide el Jueves, 18 de septiembre

Con la excusa de hablar de TIDELAND, la sugestiva película de Terry Gillian, hablé en ESTE POST del tremendo perezón que me da el ambiente que hay en los pases de prensa.

Cada vez voy menos, sobre todo porque te parten el día y algo hay que currar. No fallo cuando tengo que hablar de la película que toca en algún medio, o directamente porque es una propuesta que tengo unas ganas locas de ver cuanto antes en pantalla grande. Es el caso de TROPIC THUNDER, una comedia enloquecida que recomiendo encarecidamente. A pesar de que un conocido crítico no se cortó un pelo a la hora de hablar por el móvil durante la proyección, varias veces, en la butaca de enfrente, y que la gente no se ríe lo mismo en un marco así, disfruté, y mucho, con la nueva barrabasada de Ben Stiller, un tipo que sabe muy bien lo que hace.

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Humor negro como el carbón, maravillosa incorrección, gamberreo despendolado y una agradecida dosis de crítica al negocio que le da de comer. No es moco de pavo mezclar acción y comedia, pero Stiller ha sabido rodearse de un buen casting de amiguetes para llevar a buen puerto una idea rocambolesca donde la comicidad alterna con momentos más realistas, igualmente creíbles. Robert Downey Jr. se sale en su papel de Michael Jackson a la contra. El reparto está bien nutrido, con sorpresas incluidas.

Hace nada comentaba, a propósito de WANTED, lo que agradecía que hubiera algo de gore en una película comercial. Que la sangre y los disparos fueran unidos. TROPIC THUNDER no se corta un pelo en este sentido. Confieso que en algún momento me reí solo en la sala a mandíbula batiente.

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Para aliviar los últimos tirones de septiembre, la melancolía del verano con la llegada del otoño, la indigesta vuelta al cole, el inevitable nuevo curso, nada mejor que dejarse llevar por el jolgorio que despiden las imágenes de TROPIC THUNDER, sin duda una de las comedias de la temporada.

P.D.: Al final no hablé en su momento de “Hellboy II”, porque ya hablaron de ella algunos fieles lectores en los comments de LA ENTREVISTA que colgué de Guillermo del Toro. Estoy bastante de acuerdo con ellos

Tideland mola

Filed under: Celuloide el Martes, 5 de junio

tideland 1.jpgEsta mañana tonta me he desintoxicado bien de Factor X asistiendo a un esperado pase de prensa de Tideland, con Terry Gilliam in person después de la proyección. No pude ver la película en su momento en los festivales de Donosti y Sitges, y la verdad es que me ha gustado bastante. Salvo el lastre de un metraje algo dilatado –últimamente todo filme me parece largo, quizás debido al enganche a tanto episodio corto de serie de televisión-, me ha parecido una película arriesgada y muy personal (por algo está Jeremy Thomas en la sombra como productor). La cinta es una suerte de Alicia en el País de las Maravillas alucinógena, de perversa imaginería, con una niña (portentosa) como absoluta protagonista. Su peculiar mundo, o cómo disfraza la dura realidad en la que se ve inmersa –padres yonkis terminales-, ofrece un espectáculo hipnótico de cuidada estética feista que remite a un realismo mágico perturbador, un sueño pesadillesco que muestra a unos personajes delirantes, envueltos en una atmósfera viciada de cuento de hadas enfermizo capaz de atraparte por completo (siempre que uno esté por la labor).

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No suelo asistir habitualmente a pases de prensa, salvo si es por trabajo o porque realmente me apetece a rabiar ver la película programada, como ha sido el caso. Suelen ser generalmente por la mañana, o después de comer, con lo cual te rompen el ritmo de trabajo por completo. Aún así, hay gente que empalma un pase con otro y se tira todo el día viendo cine con coste cero (¿trabaja esta gente?). Aparte del horario, es difícil meterse en una película a esas horas, máxime cuando la mayoría del personal sentado en su butaca está despertándose o con la modorra post-papeo = (casi) nadie transmite un mínimo de emoción en la sala oscura, léase risa, miedo, sorpresa o simple aburrimiento.

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Los pases de prensa, hablando claro, son un coñazo. Siempre digo a los colegas con ópera prima bajo el brazo que no se les ocurra ir a ningún pase de su retoño de celuloide. Guste o no tu trabajo, al llegar a los créditos finales hay un silencio absoluto. Sepulcral. Además, hay gente que se sale en mitad de la proyección, no sólo porque no le guste lo que ve, si no porque tiene que ir a hacer la compra o a tomarse un café urgentemente, por tomar algún ejemplo tonto. Si analizas individuo a individuo el patio de butacas y escuchas las conversaciones antes de que se apaguen las luces (sí, soy un cotilla), te das cuenta de algo terrible: en qué manos está tu película de cara a los medios. La sensación no es de miedo, es más bien de tristeza.

La rueda de prensa de Gilliam ha sido tan chorra como todas. Nunca hay grandes preguntas, y siempre hay alguna irritante, como ha sido el caso. El ex-Monty Python se ha mostrado alegre y dicharachero, defendiendo su manera de entender el cine sin petulancias, pero ha tenido que oír cosas como: “¿Por qué no hace películas normales?”. ¿Para qué cojones va a hacer este señor películas normales? Sin entrar en la discusión de qué es normal y qué no, si este master no hiciera lo que le sale de los cojones, cuando le dejan, no hubiéramos podido disfrutar de títulos de referencia como Brazil o 12 monos. Otra pregunta simpática: “¿Por qué sus personajes son siempre unos tarados? ¿Es debido a la actual situación de la sociedad americana?”. Respuesta hábil: “No lo sé, yo vivo en Londres. Siguiente pregunta”. Estas cosas me indignan, aunque luego soy el primero en no preguntar nada, para no parecer un listillo entre tanto becario perdido y cinéfilo rancio.

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Sobre las dificultades en la distribución de Tideland, Gilliam ha contado anécdotas que me sonaban de algo. Vamos, que a veces te das cuenta de que hay cosas que pasan en todos lados, no sólo en nuestras fronteras. Para promocionar la película se le ocurrió hacer esto:

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Un cachondo el bueno de Gilliam.